Alba

Empieza con ansiedad, stress, una opresión en el pecho más palpitaciones y le sigue un dolor que no sé bien en donde da, en instantes ya no quiero hablar, incluso el ambiente me molesta, es un hastío de estar conmigo, es un dolor que no entiendo. Minutos más, minutos menos... ¡nada me agrada! quisiera no hablar pero casi siempre lo hago y no quiero dañarlos, no saben lo que siento pero me aman y los amo, y es que, como en la Novela de Corcuera quisiera que me construyera un laberinto donde pueda refugiarme, donde pueda ir corriendo acariciando las paredes verdes y así nunca dañarlos, no lo logro sacar, tampoco logro entender su origen y trayecto del todo pero creo que es tiempo de que todo eso cambie, no quisiera terminar con Litio de desayuno, Valium de almuerzo y SIN ELLOS. Dejaré en mi corazón un alegre espacio para mi madre con la que algún día volveré a intercambiar caricias y envés de perdonar a mi familia por no entenderme me perdonaré a mi mismo, como en la cinta mente brillante repetiré mil veces NO ES MI CULPA y voy a estar mejor.

Este fin de semana fue muy lindo, a veces él no entiende porqué en ocasiones actúo raro o cambio de actitud en instantes, ayer estuvimos hablando y con lágrimas le expliqué brevemente el primer párrafo de este post, y es que le dije que traigo arrastrando muchas cosas desde hace ya tiempo, él me dijo que debo resolver eso y orar mucho, pedir a Dios, me dijo que lo tengo a él, que cuando sienta nostalgia de que veo a la gente con su familia él va estar ahí, para apoyarme, para ser mi roca, mi fortaleza. Él es todo lo que siempre le pedí a Dios, es un luchón que viene de una familia humilde y ha salido adelante, es saludado con sonrisas y comentarios de admiración en su barrio, ha logrado superar cosas más cabronas que las mías y lo admiro mucho, lo amo mucho y pues será mi ejemplo a seguir.

Hoy inicio la semana sintiéndome muy afortunado, sonriendo, chambeando, feliz porque ganaron las chivas.

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Las hadas, los duendes, el celta y los olores de Escocia, arroparon a Mercedes en sus viajes cuando tuvo que mudarse con su cónyuge a las nuevas tierras. La arroparon, contuvieron la muerte total y se convirtieron en un espacio donde hijos y madre pudieron habitar el mundo. Fueron también los gnomos de Mercedes quienes abrazaron y narraron cuentos a sus vástagos sin final ni principio. Contar e inventar duendes es una buena forma de no morir y de congelar en la memoria de los vivos la última imagen de quien marchó sin decir adiós. ~Susana Corcuera - Llegó oscura la mañana