The crying game

Hace dos meses Mario conoció a Francisco, éste ultimo le confesó que desde muy pequeño sufrió abuso sexual por parte de su propio padre, desde ese momento y diez años más la cruel historia se repetiría, dejando en él una secuela muy grande de aislamiento, timidéz y dolor. Al cumplir 16 años Francisco decidiría por fin armarse de valor y confesarla a su abuela y su tía, estas le creyeron pero no así su madre, no sería sino hasta que los médicos certificaran el infame abuso, 45 años de prisión liberarían a Francisco para poder, por fin comenzar a vivir su vida lejos de la infamia de su padre, su represión lo llevó a sufrir mucho aislamiento que lo llevó a convertirse en un adolescente con una depresión demasiado profunda. Con el paso del tiempo y con ayuda de muchos años de terapia psicológica y psiquiatrica logró salir adelante y sacar su carrera de diez años en el conservatorio estudiando piano, convirtiendose en un pianista reconocido y a la par una licenciatura en educación especial, lleno de cultura, libros, y diplomas en las paredes de su casa, símbolo de grandeza, de admiracion.

Pronto Mario se enamoraría de Francisco para convertirse en una hermosa pareja, Mario no venía de una trayectoria fácil, su padre siempre lo golpeaba, a él y a su madre, y lo rechazaba por ser homosexual, al llegar a ser adulto lo echaría para siempre de su casa y sin familia Mario se mudaría a la enorme ciudad donde dormiría en cuartos oscuros, humedos, sin amigos su tiempo libre era estar solo en la oscuridad pues ni un televisor podía comprar, Mario se superó, se convirtió en Ingeniero y logró comprar su primer auto, su primer casa, pero siempre dolía muy dentro de su corazón su soledad, el no tener una familia, el llegar a morir de cancer como su madre cuando era pequeño y no tener alguien que siquiera lo cuidase en su lecho de muerte.

Mario se mudó con Francisco y éste ultimo lo ayudó a dejar de beber y fumar, a dejar los night clubes y le llenó de amor, de masajitos en la noche, de una cuento mágico de aventuras antes de dormirse, le enseñó a tocar el piano, a adorar a mozart, a bach, a Jordi Savall, a la música barroca, le enseñó sus canarios y gorriones en su terraza, le enseñó sus peces japoneses y ángeles, su filosofía masónica, Mario dejaba atrás la historia de que su familia le diera la espalda, y de que sus cuatro ex novios le traicionaran sin considerar el amor que Mario entregó a cada uno por completo, Mario olvidaba que en cada uno de sus relaciones pasadas un cachito de su corazón quedaba ahí, como un vasito roto que nunca más se había de reparar.

Mario llenó de amor y de ternura a Francisco como pago de la velita que se convertía en una esperanza después de tanta descepción, Mario solo pidió a cambio a Francisco su honestidad...

Hace unos días Mario descubrío que los dos meses que lleva viviendo este hermoso sueño con Francisco se covertía en una horrible pesadilla, Francisco había estado frecuentemente llendo durante el tiempo de su relación a baños de vapor, lugar de encuentro para homosexuales así como encuentros con un amante. Francisco tiene una necesidad impetuosa de tener encuentros sexuales con múltiples personas.

Mario se convirtió entonces en aguita que cae al suelo y se evapora, como en la película de Amelíe; y sabe que al irse de Francisco volverá a estar solito, sin su padre que lo despreció, sin su madre a la que amó tanto y que murió y con la dureza de ir al súper por la despensa solo, de caminar por el parque solo, de seguir, como antes...

Lo cierto es que hoy Mario pasa su tiempo fumando, mientras ve los árbolitos y piensa si la humanidad aun tiene salvación.

Hoy Mario se encuentra en la cama con los ojos cerrados, con Francisco al lado durmiendo, pero Mario no duerme, Mario pide la ayuda de Dios, a Mario se le va poquito a poco el aire, Dios se ha aburrido de Mario.