El fracaso de "Dios"
A veces ya no quiero leer los diarios pues hay notas que verdaderamente dan nauseas. Los osos polares y su agonía por el derritimiento de su hábitat, un iceberg dos veces el tamaño de Honk Kong que se desprende de la Antártida y flota libremente en dirección a Australia, la esquilmación desmedida de los oceanos donde cada vez hay menos peces y cada vez más jovenes, los millones de perros desamparados que cuando cachorros tenían atenciones al crecer fueron brutalmente abandonados, los animales que nacen en cautiverio con el único objetivo de alimentar al hombre, animales en zoológicos, en laboratorios, especies erradicadas, otras en proceso de extinción que tienen que migrar como el caso del agonizante pulmón amazónico del planeta que cada vez se deforesta más, en fin. La lista es interminable. Lo cierto es que no hay que ser científicos ni recurrir a profecías mayas para darnos cuenta que el ecosistema, como lo conocemos actualmente vive sus últimas décadas. Tampoco hay que ir de expedición a la Antártida cuando podemos ver a nuestro entorno más cercano muestras de ello. Está en todas partes.
Finalmente, copio dos magníficos textos que me han conmivido y que llevaré en mi corazón de por vida. Uno es "EL FRACASO DE DIOS" de Koldo Campos y el segundo unos párrafos del celebérrimo libro de Vallejo al cuál prometo dar un descanso después de este post.
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La vaca nos da su leche, la oveja nos da su lana, el árbol nos da su madera… son algunas de las primeras cosas que aprendemos en la escuela o en la casa. En su infinita generosidad la naturaleza parece haber dispuesto que todo lo que exista le sea dado al “hombre”. Y, sin embargo, nunca he visto a una vaca que se ordeñe y entregue su leche al ganadero, como tampoco he visto que las ovejas se esquilen unas a otras para ir luego balando satisfechas a entregar su lana a los pastores. ¿Alguien ha visto a un árbol que se tale y se pode mientras el leñador descansa? La gallina nos da sus huevos, las abejas nos dan su miel y el río nos da su agua… pero ¿realmente nos lo dan? ¿No será que se lo arrebatamos? La leche de la vaca podría seguir tomándosela el ternero, y antes de que esquiláramos a las ovejas ya éstas disponían de métodos para aligerar el peso de su lana, como los árboles mudaban su aspecto sin necesidad del hacha o de la sierra. Las vacas, en su benéfica existencia, no se limitan a darnos su leche. También nos dan sus solomillos, sus lomos, sus costillas, sus morrillos, al igual que el resto de animales que nos dan sus pieles e, incluso, las dos orejas y el rabo. En justa correspondencia a tanta dádiva animal, hacemos a las vacas responsables de la locura humana, cuando no a sus excrementos causa del deterioro ambiental, con la misma alegría con que acusamos a corderos y cerdos de la fiebre aftosa o la porcina, a las aves de contraer la gripe o a los árboles de extender los incendios. Usar el verbo dar para resumir tantos años de mercado e industria, de explotación y saqueo, no es lo más correcto ni creíble. Podrá parecer una tontería, no descarto que lo sea, preocuparse a estas alturas del buen uso que hagamos de los verbos cuando, además, no son estas reflexiones el anticipo de mi renuncia a los huevos fritos con jamón o a la chaqueta de lana, como algún avezado lector ya estará presumiendo. A lo que sí renuncio es a seguir azucarando la historia con eufemismos como los citados porque quien crece en la certeza de ser el centro del universo y no parte del él, quien va haciéndose adulto en la creencia de que todo lo que lo rodea está subordinado a su interés, tarde o temprano, con la misma perversa ingenuidad con que llegó a creer que la vaca existía para servirle, acabará pensando que el resto de sus semejantes también comparten ese destino y sólo aspiran a gratificar sus necesidades y deseos, y que el planeta es un gran supermercado inagotable capaz de surtirte de lo necesario y de lo prescindible, con sólo depositar los mercuriales argumentos que nos dan derecho a tener derechos. En lugar de afirmar nuestra identidad en armonía con la naturaleza y nuestros semejantes, de considerar que somos un soplo más de vida entre tanta gente que respira, otra pieza del común mosaico de colores y formas, la “educación” recibida nos anima a situarnos, batuta en mano, al frente de la orquesta, sin otra partitura que el consumo, no para conducir la música de todos, sino para enmudecerla hasta agotarla. Desaparecerán los clarinetes, se extinguirá el piano, perderán sus cuerdas los violines, y ni siquiera cuando sólo queden los timbales volverá la cordura al director. En algún momento, el último probablemente, descubrirá su soledad, y seguirá sosteniendo la batuta pero ya no habrá orquesta, ni sinfónica, ni de cámara, ni cuarteto, ni solista, sólo el patético fracaso de “Dios” y de su obra. Koldo Campos Sagaseta Rebelión. |
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Y ahora unas cuantas de las verdades que siguen a los considerandos y que se le resbalaron por su disfraz de travestido al impúdico Wojtyla: "Artículo primero: Todos los animales tienen igual derecho a la existencia en el marco de los equilibrios biológicos; esta igualdad no oculta la diversidad de las especies y los individuos. Artículo 2: Toda vida animal merece respeto. Artículo 3: Ningún animal debe someterse a malos tratos o a actos crueles; si es necesario matar a un animal, su muerte debe ser instantánea, indolora y que no le produzca angustia; y el animal muerto debe ser tratado con decencia. Artículo 4: El animal salvaje tiene derecho a vivir libre en su medio natural y a reproducirse; la privación prolongada de su libertad, la caza y la pesca por diversión, así como toda utilización del animal salvaje para otros fines que no sean los vitales son contrarios a este derecho. Artículo 5: El animal que el hombre tiene bajo su dependencia tiene derecho a ser mantenido y a cuidados y atenciones; en ningún caso debe ser abandonado ni matado en forma injustificada. Artículo 6: La experimentación con un animal que provoque sufrimiento físico y psíquico viola los derechos del animal. Artículo 7: Todo acto que acarree sin necesidad la muerte de un animal y toda decisión que conduzca a ella constituyen un crimen contra la Vida. Artículo 8: La masacre de los animales salvajes y la destrucción de sus ambientes son genocidios. Artículo 10: La educación y la instrucción pública deben llevar al hombre desde su infancia a observar, comprender y respetar a los animales". Etcétera, etcétera. ¿Cuándo hablaron Cristo y Mahoma y cuándo los curas, los pastores, los popes, los rabinos, los ayatolas y los papas de "derechos de los animales", de "respeto por los animales", de ''violencia contra los animales", del "sufrimiento de los animales", de "decencia para con los animales", de "genocidio de los animales", de "dignidad de los animales"? Jamás se les pasaron esas ideas nobles por sus mentecitas estrechas a estos inmorales. Y no se necesita saber de genética, de biología evolutiva, de biología molecular, de neurociencias para percibir el sufrimiento de los animales: basta tener dos ojos corno las vacas, dos orejas corno las vacas, dos fosas nasales corno las vacas, sangre roja corno las vacas y un cerebro un poco más complejo que el de las vacas para poder entender que con respecto al sufrimiento las vacas que acuchillarnos en los mataderos en esencia son iguales a nosotros: que sienten el dolor, la angustia, el miedo, el terror, la sed, el hambre. Otra cosa es no querer entender. Ni por deporte, ni en nombre de la ciencia, ni siquiera corno alimento puede el hombre atropellar a los animales, y con mayor razón a los que pertenecen a nuestra misma clase de los mamíferos. Y no puede criar pollos ni ningún animal con sistema nervioso desarrollado enjaulándolos y en cautiverio. El ochenta y tres por ciento de la población de la India pertenece al hinduismo, que prohíbe matar a los animales. Esa religión vegetariana sin jerarquía eclesiástica ni dogmas absolutos en que cada individuo descubre el modelo a seguir que le confiere orden y sentido a su vida tiene una historia ininterrumpida de tres mil quinientos años. Si los hindúes han podido vivir por tanto tiempo sin comerse a los animales, ¿por qué no podernos también nosotros? Cada vaca, cada perro, cada caballo, cada mamífero es un individuo único corno cada uno de los seres humanos, con su propia personalidad y sus únicos e intransferibles recuerdos. Y claro que existe una jerarquía entre los seres vivos, pero es la del dolor. Esta jerarquía se determina según la complejidad de los sistemas nerviosos que corresponde ni más ni menos, exactamente, a la capacidad de sufrir. Mientras más complejo sea el sistema nervioso de un animal, más posibilidad tiene de sufrir y en consecuencia merece de nuestra parte mayor respeto. |
Etichette: Animales, Calentamiento global, Capitalismo, Consumismo, Deforestación, Derechos de los animales, Escasez
3 Commenti:
Mi querido Tessitore
Si los humanos somos incapaces de respetar los “derechos humanos" de nuestros congéneres, qué podemos esperar de nuestro actuar frente al medio ambiente y a los animales? Nada que no sea destrucción, explotación y humillación. No recuerdo quien fue el que dijo que la criatura animal más cruel del planeta, no era ni el tiburón ni ninguna otra, por depredadora que fuera... era el hombre. El hombre ya no sólo es el lobo del hombre, lo es de todo ser vivo
Y para completar tu (nuestro) pesimismo, ayer Obama recibe el Premio Nobel de La Paz y no tiene mejor ocurrencia que justificar la guerra (la de su país, of course) como camino seguro a la paz.
Tienes razón... qué tortura leer los periódicos
Te dejo un fuerte abrazo
PS el texto de Don Fernando Vallejo, es estupendo.
PS 2 Me encantó la imagen de Delicatessen, film que es una delicia
Tessi querido... hasta de los animales nos hemos olvidado en este mundo loco que estamos viviendo...
Ciao Caro Tessi!!!... tante grazie per il tuo volo sull mio blog!!!...
Gracias por compartir tu blog también, me a resultado muy agradable visitarlo y leerte, sobre todo por este temita que nos duele a varios...
Pobresa en la educación?
Falta de toma de conciencia?
Acostumbramiento al confort?
chi lo sá!!!
Hai visto HOME??? ti lo raccomando!
Está muy bien logrado, es un documental realizado íntegramente con imágenes áreas... cómo aquel film de las aves migratorias (recordás)... yo no he podido acordarme nunca más el nombre pero me acuerdo haberla visto en el cine y me quedé FASCINADO!.
Yo también te he leído en el blog de Ángeles, al que visito a diario aunque no siempre dejo comentarios, últmamente poco por mi escaso tiempo de conección... pero de todas formas las almas se conectan, ancestral y universalmente!!!
Nos seguimos leyendo
CIAO CARo!!!
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