Para que este viaje se concretara tuvieron que pasar muchos cambios en el trayecto, algunos dolorosos pero al final, después de cambios en itinerarios, medios de transporte, hospedaje y otros que prefiero no nombrar logré subirme al avión que me llevaría a Buenos Aires haciendo escala en Chile. Lo primero que debo decir, es qué fue muy grato haber volado en LAN, el precio fue bueno, pude reservar mi asiento y hacer check-in en el website, las azafatas son lindas y la comida que te sirven es de primera calidad. De ida me sirvieron pescado con puré y una ensalada muy rica, todo servido en vajilla de cerámica y cada pasajero cuenta con su propia pantalla en el respaldo delantero que te permite elegir entre películas, series, documentales y ver el trayecto del avión en tiempo real. Cosa que me ayudó mucho porque yo les temo sobremanera a los aviones, es una fobia desde luego, porque apenas veía que el avión pasaba Oaxaca y se adentraba en los cielos del Océano Pacífico me entraba pavor imaginar ese cacharro cayendo al mar, pero bueno, después de la cena me sirvieron un par de copas de tintos y me relajé cubriéndome con la manta que me dieron. Mi compañero de asiento era un brasileño muy guapo que me inspiraba confianza por si el avión caía yo me abrazara a sus brazos jajajaja.
Y llegué a Argentina luego de una escala en Chile y de diez horas de vuelo. Lo primero que hice fue irme directo a la estación Retiro de autobuses y abordar el bus que me llevaría a Bariloche. Por recomendación de mi amiga Mariana tomé el asiento de enfrente en la parte superior, y fue buen consejo porque pude ir disfrutando del paisaje de la Pampa Argentina, como los trayectos terrestres no me dan miedo pude descansar del insidioso avión y me puse música mientras disfrutaba la cena que servía el "mozo" (como ellos le llaman). Se me hizo curioso que cuando le pedía mi bebida, el mozo me decía con acento argentino "BUENO", y "BUENÍSIMO" envés del OK que usamos los mexicanos, luego de eso se me anexaron esas palabras a mi vocabulario. Después de la cena logré dormir plácidamente y no desperté sino hasta el día siguiente para enterarme que el bus estaba parado a sólo 2 horas de llegar a Bariloche y a mitad del desierto austral. De pronto anuncian que atrás hay otro bus y que aunque somos 25 pasajeros hay espacio para 20. Como pude salí disparado, impresionado por el frío que se sentía en un paisaje desértico, ya que en México sería caluroso. Ese viento helado nunca en mi vida lo había sentido y por lo mismo también fue buena nueva experiencia.
Ya en el nuevo bus logré conseguir asiento en el mismo que iba en el otro (hasta enfrente arriba), y ahí logré hacer un amigo que vive en el Bolsón, un hermoso pueblo verde de artesanos a un par de horas de Bariloche. Mi amigo de 50 años me contó como tenía un importante cargo público en Buenos Aires y lo dejó para irse con su esposa a vivir al Bolsón, que cuando llegó no tenía idea de lo que haría pero al quedar su casa construida se agotó el dinero para los muebles y como se quedó con mucha madera decidió hacerse él mismo los muebles. Y de ahí al ver su trabajo artesanal la gente comenzaba a pedirle que le hiciera también sus muebles. Qué curioso se me hizo, que siempre me rodeo de gente que cambia una estabilidad financiera por una emocional, rodeada de tranquilidad y paz porque ESE justamente es mi deseo!!
Y por fin llegando a Bariloche luego de casi 22 horas de viaje ahí estaba ya mi amiga Mariana para recibirme, me impresionó lo delgada que es y nos dimos un abrazo largo donde ella siempre sonreía, salimos a subir las maletas al auto y de ahí me llevó al centro de Bariloche a conocer su consultorio (porque es terapeuta), es una bella casa con una sala de juntas, estancia y un salón grande para terapias kinesiológicas. De ahí nos fuimos a mi hotel a dejar mis maletas, uno precioso que recomiendo ampliamente, se llama VILLA SOFÍA y ya hablaré más adelante de mi habitación.
A partir de ahí comencé a deslumbrarme por Bariloche, pues Mariana me llevó a conocer varios lagos y cerros de los muchos que hay, y fuimos a un mirador desde donde nos tomamos unas fotos con las montañas nevadas y lagos de fondo. Luego me llevó a un lugar donde venden cerveza artesanal, se llama "Fábrica de cerveza Blest" un lugar que parece habitado por duendes como todo lo que hay en Bariloche, ahí pedí una muestra de todas las cervezas que te sirven en pequeños vasitos sobre una tabla de madera, y un "tostado" que es como tres capas de pan blanco tostado con quesos y vegetales, ¡Una delicia!. Compré un tarro muy bueno para beber mi cerveza con el logotipo de la casa. Y lo mejor de todo fue que comencé a conocer en persona a mi amiga, lo guapa que es por dentro y por fuera y el magnetismo que tiene. Mientras desayunábamos llamó su hermano que ya estaba en el aeropuerto y nos fuimos para su casa, una hermosa casa-cabaña que se encuentra entre los bosques camino al cerro Catedral, que es la montaña nevada y el complejo de Esquí de Bariloche. Esa casa tan linda ya la conocía por fotos, y es bien acogedora, con una chimenea y sala grande. Pero lo que siempre recordaré es el olor a levadura de cerveza y pan recién horneado que siempre olí desde que abrió la puerta. En ese momento conocí al más pequeño de sus hijos, Valentín, un niño rubio y callado pero muy sensible y bueno, como los son sus tres hijos.
Desde ese momento comencé a probar las mermeladas, pizzas, panes, y demás suculencias que mi amiga prepara con la destreza de sus manos. Fuimos a recoger a Pedro que es mayor que Valentín pero más pequeño que Francisco. El más grande de sus hijos. Pedro es un chico noble a más no poder, que lo mismo convive con sus amigos del club de Esquí que con los chicos humildes, justo como aquél que celebraba cumpleaños donde fuimos a recogerlo. Subiendo al auto Pedro me ofreció un dulce que yo, glotón que soy acepté encantado. Pedro dijo: ¡Mami, este amigo tuyo sí que me agrada, ninguno de tus amigos me acepta dulces!. Regresamos a casa de Mariana para la cena de bienvenida que generosamente hizo en honor de la visita de su hermano y mía. Su hermano es un hombre rubio, callado y noble que vino acompañado de su novia y su hijo. Los tres me trataron excelente y me quedé con un buen recuerdo de ellos a pesar de que ya no pude despedirme, pero esa noche en la cena disfruté de su compañía. También pude conocer al mayor de los hijos de Mariana: Francisco, también un chico noble, el mayor de los tres que es el típico Argentino que se sabe el mejor (como debe ser), nosotros nos llevamos muy bien porque se reía de todas las estupideces que digo jajajaja.
También estaba Pacha, esposo de Mariana, que es un hombre divertido y alegre, se le nota que es feliz en la vida y de quien también aprendí. Ya que desde que nos conocimos comenzó a hacer bromas y yo me reí mucho. La verdad es que Pacha es genial. ¡La cena fue exquisita! Mariana preparó pizza fugazzeta que es de cebolla y otra que acá en México conocemos como Margarita y allá como Caprese. Desde luego ambas son la típica de Mozzarella (allá le llaman Muzzarela), tomate y albahaca. También probé sus mermeladas y bebí mate, mucho rico mate pues desde México tengo mi mate y me encanta. Para cerrar el día y como Mariana sabe de mi gusto por el vino, me sirvió de uno que se llama Santa Julia que yo, fan de Fernando Vallejo que creció en la finca Santa Anita me empeñé en llamar todo el tiempo Santa Anita y no Santa Julia jajajaja. Algo que me impresionó es que durante mi estancia en Bariloche, Mariana brindó conmigo y se bebía café para compartir nuestros bellos momentos. Esto es algo notable pues ella es muy estricta en su régimen alimenticio. Así que para mí como para su esposo Pacha fue todo un acontecimiento verla bebiendo ¡Y para mí además un honor!
Luego de ahí me llevaron al hotel donde me hospedaba, VILLA SOFÍA, me tocó una habitación en el tapanco (buhardilla o altillo como se conoce en otras partes), tenía un baño muy agradable con su bañera donde todas las noches ponía la calefacción y me metía a la bañera con agua muy caliente bebiendo deliciosos vinos argentinos que en México son varias veces más costosos y escuchando a Bach o Mozart. Luego salía a la habitación con una cama enorme pantalla a ver alguna peli y luego subir mis fotos del día a facebook y escuchar música bella pero ya no clásica, sino para cantar feliz!!!
El día siguiente amaneció opuesto al de mi llegada, lluvioso todo el día, gris y con viento. Mariana pasó por mí como a medio día para llevarme a su casa y ahí bebimos mate y seguí probando sus delicias. También fuimos a comer al restaurante más tradicional y probablemente uno de los más agradables de Bariloche, se llama “Ahumadero de la Familia Weiss”, ahí pedí cordero que aunque casi nunca como carne Mariana me lo sugirió y estaba muy rico. Regresamos a su casa para seguir asaltando su cocina y bebernos un mate entre ella, Pacha y yo, mientras me mostraba las fotos de su viaje a Costa Rica y Antigua. Algunas de ellas salía en bañador y me quedé sorprendido del cuerpo escultural que tiene, sólo ahí pude entender el porqué de tan estricto régimen alimenticio que además no le pesa pues disfruta sobremanera, como ella misma le dice: "Como sólo lo que mi cuerpo necesita" Pues esa filosofía me ha dejado tan marcado que ahora intento ponerla en práctica.
Realmente no hicimos más ese día y por la noche me sentía algo cansado así que de regreso en el hotel, me metí en la bañera a beber mi vino y escuchar música. Al día siguiente al correr las cortinas me encontré con un día espectacular, lleno de sol. Mariana me escribió para decirme que ese día subiríamos por fin al Cerro Catedral y así fue que Pacha, Mariana y yo llegamos a las faldas del cerro. Yo tuve que subir por un teleférico distinto a ellos que tienen una membresía de esquiadores así que me tocó subir con un grupo de brasileños los cuales abundan en Argentina y más aún en Bariloche. La verdad y como ya he dicho temo a las alturas así que procuraba no mirar hacia abajo así que después de un tiempo ya estaba en la "Confitería" que es como los Argentinos llaman a donde puedes beber café y sándwiches. Ahí me alcanzarían Mariana y Pacha así que aproveché que llegué antes que ellos para pedirme un "tostado" y un chocolate caliente pues me moría de hambre y por desgracia no fue sino hasta el último día de mi estancia en Bariloche que me enteré que ¡el desayuno es gratis en cualquier hotel de Argentina!. Luego de desayunar salí de la confitería a tocar la nieve, era mi primer encuentro con ella así que quedé encantado de ver blanco por donde sea, incluso llevaba lentes de sol para paliar su reflejo, y guantes pues cuando subes por las sillas del viento frío es gélido.
Pues bien, fue buena la experiencia de estar allá en la enorme montaña nevada, además que subimos a un restaurante al que accedes subiendo por las sillas del riel que tomas en la confitería. Ya en el restaurante encontramos el mejor lugar con la majestuosa vista de las montañas y los andes, a sugerencia de Pacha me pedí unos ravioles deliciosos y una Quilmes, la cerveza argentina que por cierto no le pide nada a la Corona mexicana. Nos hicimos muchas fotos ahí incluyendo una que le tomé a Mariana y a Pacha y que luego nos reímos de lo poco romántico que es que mientras la besaba estaba viendo la fumarola del Puyehue jajajajaja (El Puyehue es el volcán chileno que hace unos meses recientemente hizo erupción ocasionando problemas por las cenizas al turismo). Fue un buen momento porque además nos acompañaron un rato Francisco quien llegó algo cansado por ayudar todo el día al aprendizaje de su tío y su novia del esquí, pero ya luego se relajó y lo pasamos bárbaro. Más tarde mi sobrino Francisco se fue pero llegó mi otro sobrino Pedro, quien en ese momento aún no sabía que al día siguiente me haría una demostración de su nobleza que más adelante relataré.
Mi recién adoptado sobrino Pedro se fue a esquiar pero Mariana y Pacha se quitaron el equipo de esquí para acompañarme a recorrer la montaña y ahí pude hacerme unas fotos buenísimas de la montaña nevada y de la bandera argentina cuyos colores me gustan. Bajamos del cerro nuevamente cada quien por su lado quedando en encontrarnos cerca de su 4X4 de Pacha. Mientras bajaba para tomar el teleférico por el riel de sillas pude filmar dos videos de Pacha y Mariana bajando esquiando y enviando saludos a todo el blog de la escritora Ángeles Mastretta, lugar donde tuve la suerte de conocerla.
Es de remarcar la voluntad tan grande de Mariana, pues como sabe bien que "sus cuatro hombres" (como ella cariñosamente refiere a su esposo y tres hijos) aman esquiar pudo a sus 40 años aprender a hacerlo y de un modo estupendo (desde mi nulo conocimiento en el tema). Lo importante de notar aquí es que es cierto que más grande que cualquier energía atómica o eléctrica es la VOLUNTAD. Y ella sí que la tiene y en este caso la aplicó pues supo que si esquiaba lograría pasar más tiempo con su familia, en el entorno que ellos más disfrutan.
Bajamos del cerro y para mí fue una prueba superada, pues yo iba a hacerme fotos para presumir en México, ya que es quizás de las pocas bellezas naturales que no conocemos acá, así que esa noche al llegar al hotel (luego de mi tradicional ducha relajante con vino) subí a Facebook las fotos de mi conquista de las montañas de nieve.
Pero lejos estaba de saber, que lo mejor del viaje aún estaba por venir.
Y amaneció. Soleado y claro el día. El último día en mi soñado Bariloche y con mi entrañable amiga Mariana que pasó por mí para ir a comprar recuerdos de Bariloche y chocolates, que es lo más tradicional de ahí. Entramos a una tienda de ensueño llena de trufas de todos los tamaños y variedades, fuentes de chocolate, chocolate en rama, mermeladas, conservas, tés gourmet de rosa mosqueta oriunda de la región y una infinidad de variedades relacionadas al chocolate como los tradicionales alfajores argentinos. Bueno compré no sé cuántas cosas que apenas podían entrar en la maleta, como una locura mía de último momento no pude resistir comprar una lámpara grande y dos pequeñas de madera que pendían de una soga. Llevamos las cosas a su casa-cabaña y a que se cambiara de ropa, pues ella siempre me hablaba de su caminata diaria y de lo reparadora que es, además que ella escribe historias conmovedoras y en una de ellas la protagonista, Hilde, la encuentra al lado del lago que bordea su caminata. Por todo esto yo soñaba con hacer ese mismo recorrido con ella, y aunque sé que es un viaje íntimo el que hace para mí fue algo importante que me permitiera hacerla juntos. En ese momento, cuando inició mi caminata no sabía que después de hacerla ya no sería el mismo. Algo en mi cambiaría para siempre.
Comenzamos a caminar por el sendero que bordea el lago y yo pude ir disfrutando de las casas de duendes de dos aguas, madera y totalmente acogedoras que hay a lo largo de todo el camino. Es ahí cuando comencé a hablarle a Mariana de todo lo que me dolía, lo que traigo desde la niñez como una herida no sanada del todo, ella me escuchaba y con su voz suave y tranquila siempre me invitaba a seguir desnudando mi alma. Este es, como dije al principio un viaje en el que vengo triste por situaciones que pasan ahora en mi vida y el estar ahí caminando entre gigantes verdes me hacía pensar en que quizás todo es más fácil de lo que pensamos. Que somos nosotros mismos los que nos empeñamos en que las cosas sean más complicadas de lo que realmente son. Me explicó que hay una especie de musgo muy fino como pequeños hilillos verdes que le llaman "barba de viejito", es asombroso verlas porque esta especie sólo crece en lugares donde la contaminación es nula, es decir, donde las condiciones atmosféricas son idénticas a cuando el mundo se creó tal y como lo conocemos. Luego me llevó a un área solitaria con árboles caídos que semejan la silueta de una mujer, eran varios de ellos que me recordaron la fuerza que tienen las mujeres, bien femenino todo. En uno de los árboles hay un duende escondido, el duende de Mariana. Después nos fuimos a su lugar especial para meditar que es a la orilla de un río y desde donde se puede ver cómo pasa a lo lejos por debajo de un puente y así sigue su sendero hasta perderse. Ahí me dijo cuánto bien le hace esa caminata y yo entonces me di cuenta que a pesar de vivir a miles de kilómetros lejos de ahí yo pudiera hacer la misma caminata por mis bosques en Hidalgo (mi mini-Bariloche). De alguna manera me di cuenta que mi cuerpo y mi alma me piden de ese alimento y eso lo aprendí gracias a Mariana. Qué bien me hizo después de venir con esa tristeza y carga emocional el regresar tan calmado lleno de la paz de esa caminata. Ahora que he regresado a México iré a hacerla, y me acordaré de ese día tan especial. El mejor de todo mi viaje a Argentina porque mi alma caminó junto a la de mi amiga y porque el entorno era el que nos nutre más. Nuestro bosque.
Mientras regresamos caminando y yo lleno de paz, nos alcanzó mi otro sobrino Francisco en su bici de montaña y nos regresamos los tres, caminando hasta regresar a su casa. Esa noche Mariana hizo una cena especial para despedirme de Bariloche, puso un bonito mantel con líneas azul marino y su vajilla portuguesa regalo de su boda. Me mostró fotos de la boda donde fueron a casarse a la capilla de San Franciscocisco de Asís en Italia, solos ella y Pacha, su esposo. En las fotos era igualmente hermosa sólo que traía el cabello corto con el de Demi Moore en "Ghost, la sombra del amor", en ese momento no le dije, pero el verla sola con Pacha en esa iglesia, con un vestido sencillo de inmejorable buen gusto, y una rosa en la mano me dieron ganas de llorar. Qué afortunada es Mariana, pensé, lo tiene todo: belleza física, interior, sabiduría, un esposo que la ama, tres hijos nobles e inteligentes, y por si fuera poco deportista y buena cocinera.
Luego nos sentamos a cenar y Mariana sirvió un plato exquisito que se llama Gulash y que está hecho a base de carne y pasta, ¡una delicia! que de tan buena que estaba tuve que repetir el plato pues me relamía.
Mariana me había hablado del "ojo de dios", que son dos ramitas de árbol cruzadas y que se unen por estambres de colores y que sus hijos suelen hacer a las visitas como recuerdo de su visita a su casa, entonces mi sobrino Pedro, al yo reclamar sobre mi "ojo de dios" el día anterior, ese día ya lo tenía listo para dármelo, pero no sólo eso, sino también un precioso atrapasueños que hizo todo con sus manos y por si fuera poco un dibujo de colores en el que cada miembro de su familia anotó su nombre. Me impresionaron esos detalles de Pedro porque todo lo hizo ¡aun cuando esa noche estaba agotado por esquiar en el cerro!, tiene ángel ese niño igual que lo tiene Valentín el pequeño que aunque en tímido es sensible, y Francisco el típico argentino seguro de sí mismo y de que es el mejor.
Entonces, al final de la cena de tan inmejorable buen gusto aproveché para decir unas palabras, dije que Bariloche había superado mis expectativas y que lo que más había disfrutado de mi viaje era el haber sido parte de su familia por unos días. Les dije a Val, Pedro y Francisco que los felicitaba por ser tan buenos chicos y que esperaba que siempre fueran igual de respetuosos con sus padres y responsables con sus objetivos. En ese momento estaba muy sensible y ya no terminé de decir lo que quería, pero iba a concluir con que si pudiera pedir un deseo esa noche, sería tener una familia como la suya.
Al día siguiente Mariana pasó por mí para llevarme al bus que me llevaría de regreso a Buenos Aires, pasó por mí al hotel con una sonrisa y un empaque con tres deliciosos panquecitos de naranja que ella misma preparó para mi viaje. Antes de subirme al bus le di una libreta con la foto de Frida Kahlo con una nota dentro que le pedí que leyera hasta que yo ya fuera de camino a Buenos Aires. Y decía lo siguiente:
“Querida Mariana, Como lo dije ayer durante la bonita cena, ha sido todo un placer y una experiencia haber sido al menos por unos días parte de tu vida y partícipe de la magia que tiene tu familia. Son unos chicos amorosos que seguramente serán todos unos triunfadores porque tienen las bases y el ejemplo para serlo. Dale un abrazo a Pacha de mi parte porque tiene un noble corazón, igual que tú al abrir las puertas de tu casa a alguien que viene desde tan lejos y que sólo conocías por las palabras que cambiamos en internet. De todos mis días en Bariloche por mucho el mejor fue ayer, durante tu caminata de árboles de mujeres, duendes y un paisaje verde lleno de arroyos y de lagos que invitan a la sanación. Me llevo esa imagen conmigo para que me haga fuerte en los momentos difíciles de mi vida, y me recuerden que todos tenemos historias tristes, pero también días plenos de alegría, justo como el día de ayer”.¡Muchas gracias, Mariana! por todas tus gentilezas, siempre me quedará el recuerdo de nuestra caminata, por siempre para la complicidad de la memoria. Para el rencuentro en esta, y otra vida más.
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